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Editorial Nº 4

Por Arnaldo Medina 

Una de las principales aristas de la misión social de la universidad es la formación de profesionales en un sentido técnico y en una perspectiva política de transformación social. Por supuesto, que estas dos instancias no están escindidas sino que forman parte de una perspectiva integral, y que consideramos sigue siendo un horizonte estratégico de la universidad. De aquí nuestra apuesta por propiciar una formación profesional que no sea ajena a los valores del humanismo y de la justicia social, nuestra convicción por recuperar lo popular como momento fundamental de la producción de conocimiento y nuestra vocación por afianzar una institución comprometida en aportar a la mejora de las condiciones de vida de la población. Sostenemos que de eso se trata heredar a Jauretche y, por esa razón, ansiamos que está visión cruce de manera transversal las funciones sustantivas de nuestra universidad, a saber, enseñanza, investigación, extensión y gestión.

Con la revista Territorio, nos propusimos compartir, sistematizar y revisar nuestras experiencias de vinculación territorial y su relación con los lineamientos institucionales desarrollados en el párrafo anterior. En particular, los artículos de este número se concentran en experiencias de vinculación referidas al campo de la salud. En estos textos puede leerse la forma en que llevamos adelante aquella visión; por caso, podemos resaltar la forma particular en la que nuestra comunidad académica desarrolla la concepción de la profesión como un servicio público o, en otras palabras, el compromiso con la comunidad como un aspecto indisociable de la profesión. Sumado a esto, en los escritos también puede analizarse la preocupación por tomar la realidad como una fuente de inquietudes para la formación y la producción de conocimiento desde una perspectiva interdisciplinaria como método de trabajo. A su vez, podemos destacar la forma en la que los textos abordan cómo la vinculación da lugar al protagonismo de los estudiantes en su proceso formativo.

Todos los puntos mencionados antes son también el resultado de una historia que precede a la existencia de nuestra universidad, nos referimos al recorrido y a las distintas experiencias realizadas bajo el paradigma de la integralidad de la atención en el campo de la salud. La labor de profesionales destacados como Vicente Ierace, impulsor del primer programa de salud integral en Florencio Varela, hasta el día de hoy sigue siendo un modelo de trabajo y un modelo formativo a valorar y defender por nuestra comunidad universitaria.  

Para cerrar queremos decir que en el actual debate universitario este número de la revista Territorio es importante, pues pone de relieve que la acción comunitaria es una instancia formativa que sitúa a la política como lugar de encuentro para definir los problemas y abordar soluciones comunes. Sumado a esto, con esta entrega afirmamos que la extensión universitaria es una oportunidad para enriquecer los campos del saber e incentivar la integración de la universidad en la sociedad, una tarea permanente para nuestro sistema universitario nacional.

 

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