Por Mg. Cecilia Touris y Mg. Matías Penhos – Universidad Nacional de Quilmes
Los autores del siguiente artículo, abordan las particularidades de las prácticas externas que involucran a estudiantes primarios y secundarios ; explican su importancia, significaciones y desafíos que surgen en el marco de las relaciones interpersonales y, sobre la importancia de generar articulaciones con distintas áreas de competencia.
Antecedentes
“Levanta la mano. El derecho a vivenciar el espacio intersubjetivo” es un Proyecto de extensión de la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ) que gira en torno a prácticas de educación no formal: los juegos de rol conocidos como Modelos de Naciones Unidas de la Universidad Nacional de Quilmes (MONUUNQ). Es un trabajo de voluntariado que se realiza desde estudiantes universitarios que forman parte del programa en labor conjunta con docentes y estudiantes de nivel secundario y primario, a partir de una actividad central que organiza el calendario del ciclo lectivo. Luego de 14 ediciones sucesivas, alrededor de 500 estudiantes de los niveles primario, secundario y universitario, se apropian de las instalaciones de la UNQ disfrazados de diplomáticos y consustanciados con la misión de las y los funcionarios del sistema de Naciones Unidas, para diagnosticar, debatir, negociar y propiciar una solución política conjunta de los urgentes problemas que plantea la convivencia contemporánea global. Estas redes juveniles intergeneracionales reivindican una identidad local bien definida: el Sur del Gran Buenos Aires (partidos de Quilmes, Avellaneda, Berazategui y Varela) y bajo estas raíces se encuentran cara a cara en la universidad pública a través de una experiencia que los marca subjetivamente de múltiples formas: antropológicas, comunicacionales, políticas, jurídicas, pero, fundamentalmente, pedagógicas. El encuadre interdisciplinario y holístico de los fundamentos basados en una educación ciudadana global en derechos humanos, que se va reelaborando en la propia acción de las y los jóvenes permite marcar un aprendizaje significativo que con frecuencia incide en las prácticas áulicas, y, a la vez, trasciende el ámbito lúdico para interpelar e interactuar con la realidad en la que viven estas personas.
Educación en Derechos Humanos, una apuesta a la participación.
La marca distintiva de nuestro enfoque en Educación en Derechos Humanos ha permitido adecuar el ejercicio a los fundamentos de una pedagogía sensible a una ciudadanía global que abre “ventanas” a perspectivas epistemológicas y antropológicas que: no están atravesados por valores y costumbres hegemonizadas por el Mercado; que rompen con estructuras mentales y representaciones sociales sobre los que se asientan prejuicios y la discriminación negativa; y, finalmente, que obturan el carácter transformador de la práctica política. Esta modalidad de trabajo y esta concepción de derecho alberga las diversas composiciones del mundo, ofreciéndose como espacio para pensar un mundo que albergue a todas las poblaciones, niveles educativos, culturas, generaciones, entre otros. Puesto el énfasis en la interrelación, el respeto y la producción de nuevos conocimientos, este ensayo de tránsito de estudiantes primarios y secundarios al espacio de la universidad resulta facilitador del tránsito internivel.
Los desafíos
El año 2020 ha significado un quiebre en este camino de crecimiento ininterrumpido: se debió suspender el 15° MONUUNQ –igual en el 2021– por la emergencia de la pandemia global. Frente a esa situación hemos debido reinventar nuestras prácticas y reconfigurar nuestras estrategias de acción hacia las comunidades educativas. La invención para superar la situación supuso la modificación de la planificación anual, incluyó la organización de intercambios con actores comprometidos de las comunidades y la posibilidad de interacción con los modelos de otros países. Frente a la inclemencia se logró establecer la visibilidad de estas estrategias que fortaleció la mirada global y nos puso ante el desafío de una continuidad de la experiencia basada en procesos evaluativos con nuestros referentes escolares, grupos de estudiantes universitarios voluntarios y la interacción con la experiencia en otros países. Producto de estos esfuerzos se llevaron adelante dos videoconferencias internacionales, la presentación de un informe y una producción audiovisual en la que participaron estudiantes de las escuelas zonales de distintos países, asimismo, autoridades de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), y docentes de los países participantes.
En relación con el contexto que ha dejado la pandemia en estos últimos años, el mayor desafío que hoy se observa es el sostenimiento de las trayectorias educativas y laborales. Ante la heterogeneidad de realidades socioeconómicas y geográficas, se debe tener en cuenta cómo fortalecer el puente entre familias y escuela para lograr una revinculación de los estudiantes. Por otro lado, tomando en consideración la urgencia en los modos de aprendizaje y los contenidos, es necesario repensar y emprender prácticas educativas que sean superadoras y generen interés en el alumnado. La situación del encuentro en el aula sigue siendo sustancial, ya que brinda una experiencia de vivencia sostenida más allá del grupo de afinidad, poniendo el foco en la dinámica de relaciones interpersonales. El espacio del aula sigue siendo primordial para contextos de interacción social que funcionan para superar el ausentismo prolongado y/o deserción escolar. La falta de conectividad ha generado espacios descontextualizados de aprendizaje donde las respuestas digitales de emergencia fueron importantes pero insuficientes para atravesar la transformación digital del sistema educativo.
La integración de áreas y generaciones
Entendiendo el desafío y considerando la importancia de la articulación de áreas y personas de distintas generaciones tendimos puentes para fortalecer la red de sostenimiento. En esa línea, hemos logrado articular tres áreas importantísimas del ámbito universitario: la extensión en su vinculación territorial; la docencia, a través de la formación y capacitación de estudiantes de todos los niveles, docentes, becaries y voluntaries y también de investigación a través de la indagación sobre espacios juveniles. Los proyectos de investigación vinculados al proyecto de extensión dan marco a la evaluación permanente sobre los efectos de estos espacios y la producción juvenil de estrategias de participación que resultan novedosas y necesarias. Este proceso nos ha permitido profundizar interrogantes iniciales sobre las prácticas educativas y sobre los juegos de rol en sí; al tiempo que se ha constatado en los últimos años la posibilidad de materializar proyectos de investigación que se derivan de sostener en el tiempo esta iniciativa territorial. En nuestro caso, la problematización se ha depositado, por un lado, desde el proyecto de investigación y desarrollo “La participación ciudadana juvenil articulando las tensiones locales-globales sobre la prevención del delito y la justicia penal” (2019-2022); y por el otro, el proyecto de investigación orientado por la práctica profesional “Prácticas pedagógicas en torno a una ciudadanía global: Los Modelos de Naciones Unidas” (2020-2022).
La apuesta
El cúmulo de estas experiencias ha permitido identificar una línea bien específica, directamente involucrada con la educación no formal, y con aquello que hemos definido como “Los Modelos de Naciones Unidas: estrategias para romper el muro del no-reconocimiento” (Penhos, 2014). El enfoque teórico-metodológico se constituye en una perspectiva que parte de influencias fenomenológico-hermenéuticas, pero que pone principalmente énfasis en el empoderamiento de las y los estudiantes en tanto sujetos de derecho. La comunidad de escuelas que integra nuestra propuesta involucra los niveles primario y secundario, y alcanzan su desarrollo pleno en prácticas educativas externas a las escuelas: la Universidad Nacional de Quilmes como escenario principal de las mismas.