Por Mariana Jacob e Ivan Alejandro Mantero Mortillaro
Abstract: Este artículo, comparte las experiencias realizadas con Estudiantes de la Escuela Secundaria N° 16 “Evita” de Villa Hudson, Bosques, Florencio Varela y sus intervenciones en la revista comunitaria Arte y Parte de la “Red Villa Hudson”. El eje de abordaje está pensado en realizar un anecdotario sobre “Fútbol y Memoria”, haciendo un repaso por los distintos contextos históricos desde 1978 en adelante.
Compartimos la experiencia de la participación de las y los estudiantes de la orientación en comunicación de la ES16 en la revista Arte y Parte que condujo, durante los meses de septiembre, octubre y noviembre de 2022, a la elaboración de 29 anécdotas escritas por las y los estudiantes que están publicadas en la revista.
El primer encuentro en el aula de 5to 2da en la Escuela Secundaria N°16 de Villa Hudson duró casi cuatro horas, desde las 8.00 hasta las 12.00, aproximadamente. Fue intenso, ameno y productivo. Las paredes del aula estaban llenas de trabajos de estudiantes, afiches con reflexiones, investigaciones, campañas que abordan las preocupaciones e intereses propios.
Empezamos contándoles a las/os estudiantes la propuesta para trabajar durante las próximas semanas: realizar un anecdotario sobre “Fútbol y memoria”, partiendo de sus experiencias, los recuerdos familiares y/o barriales. La idea era realizar un ejercicio vinculado a la memoria (individual y colectiva), para luego realizar un encuentro de cierre en el que hacer dialogar esa experiencia propia con otra experiencia social vinculada al fútbol (y que habita en la memoria histórica de nuestro pueblo) como es el mundial ’78.
Para romper el hielo Iván compartió dos anécdotas personales que escribió cuando murió Maradona, una vinculada al mundial ’90 y otra al ’86, cuando tenía diez años. Luego Mariana también contó una experiencia propia que recordó de ese mismo mundial, vinculada a la situación social y la “caja P.A.N.” que se entregaba durante el gobierno de Alfonsín por los años ’80. El intercambio se puso animado y las anécdotas de las y los estudiantes empezaron a surgir, también opiniones y preguntas.
“Eso que cuenta, ¿es memoria o es historia?”, preguntó una estudiante. Otro le respondió “es memoria”… “para mí no, para mí es historia”… Las posiciones se argumentaban de manera sólida. De este modo, tal vez sin notarlo, se estaban sumando a debates profundos dentro de la discusión teórica.
Por ejemplo, al respecto Pierre Nora comentó que Memoria e historia funcionan en dos registros radicalmente diferentes, aun cuando es evidente que ambas tienen relaciones estrechas y que la historia se apoya, nace, de la memoria. La memoria es el recuerdo de un pasado vivido o imaginado. Por esa razón, la memoria siempre es portada por grupos de seres vivos que experimentaron los hechos o creen haberlo hecho. La memoria, por naturaleza, es afectiva, emotiva, abierta a todas las transformaciones, inconsciente de sus sucesivas transformaciones, vulnerable a toda manipulación, susceptible de permanecer latente durante largos períodos y de bruscos despertares. La memoria es siempre un fenómeno colectivo, aunque sea psicológicamente vivida como individual. Por el contrario, la historia es una construcción siempre problemática e incompleta de aquello que ha dejado de existir, pero que dejó rastros. (Corradini L., 2006)
La memoria vincula pasado y presente en su devenir de experiencias vivenciadas, pero siempre dentro del escenario de las “luchas por las definiciones de los sentidos sociales de la vida” de las que nos habla Jorge González (1990). Entonces, como plantean Kovacic y Rosemberg (2010), “la memoria colectiva no es algo dado y fijo, sino que es un lugar de tensión, de luchas continuas, que contiene una dimensión conflictiva inherente en sus procesos de construcción”.
Ejercitar la memoria colectiva es una necesidad vital de toda sociedad para construir los puentes entre el pasado (ese presente de antes que dejó huellas en el hoy) y nuestro presente. En una época de inmediatez y consumos descartables, de globalización decadente y hegemonías globalizantes, las sociedades tienen el desafío de ejercitar la memoria colectiva.
Pero la memoria colectiva no puede ser un discurso externo, tenemos que poder comprenderla como una experiencia que en algún punto nos define, nos habita, dialoga con nuestra experiencia cotidiana. Por eso pensamos que para poder hablar del mundial ’78 desde el plano de la memoria colectiva, era necesario mirar nuestra relación con el fútbol desde el hoy, desde las experiencias vividas por estas generaciones de jóvenes que no vivieron ni el mundial ’78, ni el regreso a la democracia, ni la guerra de Malvinas del ’82, ni el mundial ’86, ni la hiper-inflación del ’89, ni la década neoliberal de los ‘90s con su secuela de desocupación, miseria y privatizaciones, tampoco el 2001, el “que se vayan todos”, la represión del 19 y 20, las asambleas populares, los piquetes, Kosteki y Santillán, etc. y que pese a no haberlo vivido, todo eso -como flujo continuo de vida social- forma parte de su experiencia, y de una forma u otra conforma el espesor de la cultura que las, los y nos configura.
Volvemos al aula y miramos las paredes. En el pizarrón se desarrolla un fixture de los regímenes totalitarios en Europa (la muestra de fin de año que se estaba organizando era sobre los países del mundial de Qatar 2022), a la derecha del pizarrón, pegados a la pared, hay dos afiches, uno sobre la problemática ambiental y otro sobre la lucha por los derechos humanos que con imágenes de las Madres reivindica la consigna “Memoria, Verdad y Justicia”. En la pared opuesta cuelgan otros afiches. Uno de ellos tiene escrito “Basta de violencia Institucional”. El ejercicio de la memoria colectiva construye los puentes entre las vivencias del hoy y las vivencias del ayer. Por eso los autoritarismos de toda laya, han querido siempre condicionar la memoria desde relatos centralizados que construyen claves de lectura e interpretación de las experiencias del hoy, rompiendo los puentes de la memoria.
Después de los encuentros, tuvimos un mes de trabajo intenso, articulando el trabajo en el aula con Mariana, que se encargó del seguimiento cotidiano de la elaboración de las anécdotas de las y los estudiantes, y el acompañamiento de Iván desde el grupo de whatsapp. El resultado fueron 29 relatos que forman parte del anecdotario publicado en Arte y Parte.
Arte y Parte, como medio de comunicación digital y comunitario, permite revalorizar las producciones creadas en el espacio escolar trazando un vínculo con la comunidad más allá del barrio. El trabajo conjunto entre la escuela y la Arte y Parte como proyecto de vinculación universitaria se inscribe en la necesidad de que las universidades incluyan “como parte de su obligación de garantizar el ejercicio del derecho popular al usufructo de sus capacidades ayudando a garantizar el ejercicio del derecho popular a la comunicación, la tarea de enseñar el oficio de la comunicación masiva” (Rinesi, 2015, p.138).
Correo electrónico de autoras/es: jacobmarianamarcela@gmail.com; ivan.mantero@gmail.com