skip to Main Content
De Lo Singular A Lo Colectivo Y El Desafío De Habitar Lo Público

 

Por Antonio Aguirre y Ariel Albornoz

La propuesta UNAJ logró consolidarse desde hace más de una década dentro del entramado institucional del territorio del cual forma parte, tanto en sus carreras de grado y/o posgrado como en espacios destinados a oficios, diplomaturas, cursos, talleres culturales y diferentes espacios para adultos mayores. Estos dispositivos tienden a potenciar una visión anclada en la universidad como un derecho humano. 

A partir de este año, en un escenario post pandemia, la Secretaría de Política y Territorio de la UNAJ desde sus diferentes áreas de gestión (centros locales, deportes, unidades de vinculación educativa y cultural, vinculación territorial, etc) puso en agenda la necesidad de volver construir lazo social con las organizaciones sociales e instituciones de un territorio sumamente afectado por el aislamiento obligatorio producto de la pandemia de COVID-19. En ese marco, surgió la posibilidad de descentralizar un conjunto de talleres culturales en distintas organizaciones dentro de Florencio Varela y Quilmes. 

La propuesta se basó en generar las condiciones necesarias para iniciar y sostener talleres semestrales de folclore, teatro, dibujo y propuestas más novedosas como fotografía con celular y rap en distintas organizaciones comunitarias, sociedades de fomento y centros integradores comunitarios. El objetivo era construir y sostener un vínculo de acuerdo mutuo y sentar las bases para seguir desarrollando líneas de trabajo entre la universidad y estás organizaciones. Si bien la propuesta no parece develar gran complejidad, la gestión de esta iniciativa nos permitió o mejor dicho nos obligó a repensar y deconstruir algunas dimensiones centrales de la relación Universidad, territorio(s) y organizaciones. 

Desde el presente artículo nos proponemos repensar la experiencia desde las siguientes preguntas:¿Cómo se presenta en nuestros territorios la noción de lo colectivo y lo público? ¿Son ideas relacionadas, complementarias o contradictorias?¿Qué forma de construir lo colectivo y lo público se pone en juego en este proceso?  

El derecho a la Universidad

Como sostiene Rinesi (2020), la Universidad es un derecho individual ya que el Estado debe garantizar que las personas puedan acceder a estudiar una carrera universitaria y, al mismo tiempo, es el derecho de un sujeto colectivo (el pueblo) que se beneficia de lo que esta institución puede brindar en tanto conocimiento y/o experiencias de trabajo.

Los talleres buscan hacer efectivo el derecho a la educación superior en un sentido colectivo teniendo como principal estrategia de alcance y profundidad, la territorialización de estas propuestas culturales. La territorialización implica repensar la perspectiva de derechos arraigada en los sentidos locales tanto en la planificación de las acciones como en la ejecución y evaluación de las mismas. No obstante, es necesario aclarar que la relación con la población no es lineal ni mucho menos, reviste complejidad y requiere múltiples acuerdos donde se deben explicitar las visiones y  concepciones sobre el rol de la universidad, lo que se espera de las organizaciones y a partir de ahí construir un acuerdo de objetivos y metas en común.

¿Cómo construimos lo colectivo? 

En uno de los encuentros, y ante los desafíos inesperados del desarrollo de la propuesta de trabajo surgieron las preguntas ¿Cómo hacemos para que el taller rap en un espacio público como un Centro integrador comunitario funcione? ¿Cómo logramos que una propuesta enmarcada desde una institución estatal pueda tener trascendencia y ser habitada por la población?

La respuesta y estrategias de abordaje las encontramos en experiencias previas, en lo que ya se viene construyendo. Un ejemplo claro es el trabajo realizado por el profesor Martin Biaggini en el marco del proyecto “Haciendo rap juntxs” en el marco de las distintas convocatorias UNAJ Vincula. En este proyecto se realizó una articulación entre diferentes artistas del rap local, y con eso se construyó una red de relaciones que potenciaron gran parte de sus propuestas artísticas y crearon una identidad común. En ese sentido, podríamos hablar de una comunitarización de la propuesta como una estrategia que permite abordar lo singular, partiendo de experiencias individuales, y en complemento, fortalece el desarrollo identidades comunes basadas en prácticas de confianza, compromiso y reconocimiento con un otro. En ese sentido, la propuesta “Arte y Parte”  llevada adelante por el prof. Iván Mantero en el barrio de Villa Hudson en Florencio Varela aborda comunitariamente el derecho a la comunicación y el reconocimiento de las voces locales como un elemento democratizante. Ambas experiencias mencionadas, como tantas otras, las encontramos en nuestra Universidad y estas brindan marcos conceptuales y metodológicos que permiten clarificar el rol de la institución en sus diferentes áreas de gestión.

Pensar en la noción de derecho implica necesariamente hablar de un futuro singular y colectivo, y también implica, necesariamente, la adaptación constante de la universidad a nuevos contextos, nuevas potencias, límites y prácticas institucionales. En estos espacios se construyen y deconstruyen las nociones de justicia y bienestar que tenemos. 

De lo colectivo a lo público  y nuestras limitaciones

La propuesta de llevar adelante actividades culturales en Sociedades de Fomento o  Centros Comunitarios, tiene la intención de construir desde el llano un vínculo entre estas instituciones de base y la Universidad Pública. Es importante detenerse y fundamentar por qué las propuestas tienen una impronta cultural. Los barrios aledaños a la UNAJ son verdaderas usinas de la cultura popular. Son ámbitos en donde conviven de forma anónima un centenar de héroes colectivos. 

La creación de nuevas universidades en regiones o comunidades postergadas trajo sin lugar a dudas reivindicaciones que se materializaron en historias de vida de muchas personas a las que efectivamente tener una universidad pública les cambió la vida. Sin embargo, también existe una gran población a la que hasta el momento, esta política pública no modificó nada de manera directa. Nos animamos a creer que el acceso puede darse de una manera directa y una indirecta. La llegada directa es en función a lo subjetivo en cada historia y la indirecta confluye en cuestiones colectivas que se construyen en la cotidianeidad. 

Para finalizar 

Los cientos de estudiantes de primera generación de universitarios llevan en sus mochilas, sus historias y sueños para ser moldeados con la impronta que solo brinda la educación superior. Estás historias se materializan día a día gracias a qué existe la voluntad de habilitar lo público y sus posibilidades.

Volviendo al inicio del texto, habitar lo público y hacer efectivo el derecho a la educación no puede ser solo abordado desde una mirada individual. La comunitarización de las propuestas tiene como virtud consolidar relaciones a largo plazo albergando experiencias de trabajo, historias e identidades. Desde ese lugar de lo público debe dar el lugar necesario para poder potenciarlas o solamente acompañarlas. La Universidad tiene un rol fundamental, visibilizar y reconocer los entramados populares como formas de protección social e integralidad de las distintas políticas. 

Bibliografía

Eduardo Rinessi. Universidad y Democracia. CLACSO 2020

 

Back To Top